La miel cruda sin filtrar es un producto muy diferente de la miel filtrada que se vende en los supermercados. Infórmate para conocer las diferencias y saber lo que realmente estás comprando.
No toda la miel es igual. La miel que se compra en el supermercado no es la misma que la miel cruda sin filtrar. De hecho, se calcula que el 76% de la miel que se vende en los supermercados estadounidenses es falsa. La mayor parte ha sido modificada y carece de los nutrientes que hacen que la miel pura y auténtica sea tan saludable. Estos son algunos datos que deberías conocer sobre la miel antes de ir a comprarla.
Polen de abeja
La miel cruda sin filtrar contiene polen de abeja, que desde hace tiempo se considera uno de los alimentos más nutritivos de la naturaleza. El polen de abeja está repleto de proteínas y se ha utilizado en la medicina china para mejorar la nutrición desequilibrada, la vitalidad, la longevidad y la energía. También se utiliza para controlar el peso, la belleza, el antienvejecimiento, las alergias y la salud en general.
El filtrado elimina los beneficios
Cuando la miel es ultrafiltrada o pasteurizada, se elimina el polen de las abejas y se pierden sus muchos beneficios. Las empresas empezaron a filtrar la miel natural porque así se alargaba la vida útil del producto, pero en el proceso la dejaban desprovista de nutrientes.
Jarabe de maíz añadido
Muchas empresas añaden a la miel jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), elaborado a partir de maíz modificado genéticamente. Según Organics.org, «el JMAF se ha relacionado con la diabetes, la obesidad, la hipertensión y el daño hepático, y conduce a la acumulación de placa y al estrechamiento de los vasos sanguíneos.»
Cuidado con las mieles importadas
Muchas marcas de miel de los supermercados se producen en masa y se importan de China e India (a veces mezcladas). Los tarros de miel importados tienen un historial de contaminación, que da lugar a retiradas masivas cuando se detectan. En 2003, Smuckers retiró más de 12.000 cajas de miel y Sara Lee retiró productos que habían utilizado 100.000 libras de esa misma miel; había venido de China y estaba contaminada con cloranfenicol (utilizado en gotas para los ojos con un efecto secundario vinculado a la leucemia).
Es casi imposible encontrar miel ecológica.
Teniendo en cuenta que las abejas vuelan a un par de kilómetros de su colmena, hay demasiados agricultores y vecindarios no ecológicos como para poder garantizar si una miel concreta está libre de pesticidas. Como señala la bloguera de Ready Nutrition, Tess Pennington, «una colmena tendría que estar en el centro de un mínimo de 16 millas cuadradas de plantas orgánicas» para ser realmente orgánica. Además, no hay normas del USDA para la miel orgánica; es una etiqueta bastante arbitraria.
La miel cruda sin filtrar se conserva bien durante mucho tiempo.
Tess Pennington (citada anteriormente) compra dos cubos de 6 kilos cada año y sólo un cubo se ha cristalizado, un año después.El mejor lugar para comprar miel es a nivel local. De este modo, se sabe exactamente de dónde procede la miel y se puede preguntar al apicultor qué tipo de flores consumen las abejas, si utilizan aditivos, si la miel ha sido filtrada, etc. Al apoyar a las empresas locales, obtendrás un producto de mayor calidad.
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